VERSOS DIARIOS

Hay momentos en que quisiera ser sorda para no escuchar tantas mentiras, para que los tímpanos no se me revienten escuchando tantos insultos y calumnias, para que los ruidos de las balas no me estremezcan las entrañas, para que el llanto de los niños que no tienen que comer no me maten las ganas de estar en la mesa. Hay momentos en que quisiera ser ciega para no ver tanto despilfarro, para no ver a la gente robando y matando como si estuvieran trabajando, para no llenar a mis ojos de tantos engaños, para no contemplar el cielo contaminado, para no ver tantas manos haciendo fila para pedir caridad, una que otra moneda; para no ver tantos anuncios publicitarios consumiendo nuestros últimos centavos. Hay momentos en que quisiera ser muda para que nadie me oiga, porque los que hablan solo dicen lo que les conviene, porque los que gritan solo quieren someter, porque los que alzan la voz solo amenazan. Hay momentos en que quisiera no

Son así sus momentos de felicidad cuando pierde la calma y se lanza a volar descalza. Ella se imagina el alma libre de su cuerpo tocando el cielo sin abordar el viaje eterno. Ella es feliz cuando sus zapatos aventuran, mientras el viento le sopla a la cara. Ella es feliz con un helado de paila, sabor a guayaba y un cintillo haciéndola más guapa. Feliz y descalza, lo imagina todo, no se inventa nada. Feliz y descalza respira fuera de esta ciudad en la que la libertad solo es fantasía de una democracia. Son así sus momentos de felicidad, cuando se asoma a la ventana, cuando su cámara puede atrapar lo que otros solo dejan pasar como algo más. Feliz y descalza no reprocha nada, le reprochan todo y todos visten la felicidad como un disfraz y ella desnuda no deja dudas que es feliz aunque no pueda volar. Feliz y descalza así se quedará aunque para los demás sea una loca felicidad.