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Mostrando entradas de mayo, 2014

FANTASMA DE AMOR

De las letras a los números hay mucho que contar ésta vez. Estás empacando mis partidas quizás porque me estoy yendo; el café de amaretto que me serviste es tan corto que ya tengo que irme. El perfume de tus besos que nunca fueron es el aroma de mis cuadernos, siempre estuviste flotando en mis adentros. Es probable que con éste pastel de banano nuestra conversación sea más extensa. El sabor extraño que me dejas es el de una habitación sin pareja. Eres tan perfecto imaginándote, eres todo un caos distendiendo las sábanas de ese colchón reforzado de alambres. Tengo sed por rescatarte de dónde ahora pasas fingiendo que estás feliz. Me amanecí dibujando tus labios, entre pasa y pasa la ansiedad por echarte de menos sigue siendo esperarte. Me has dejado un poema como coágulo en las venas, entonces es demasiado tarde para no causarme daño. Tus rosas permanecen marchitas en las trovas de Neruda. Las cancione

DOÑA JUANITA

Son las cinco de una tarde cualquiera porque cualquier tarde con lluvia o con sol trae en las calles a Doña Juanita con su balde. Tiene más voz que estatura, tiene coraje de trabajo en los pulmones y en uno de sus brazos la carga de las humitas de sal y de dulce pronunciadas como un canto que al no escucharlo la tarde no existe. A esa hora nada es normal si Doña Juanita no se asoma con su gorra, su falda y sus lonas. Ella sin calambres en sus piernas se recorre manzanas enteras para llevar su producto a las mesas de muchos hogares que ya tienen listo el café para servírselo con un choclo o con una huma. Tiene los mismos años de ayer, la energía de hoy y el trabajo de mañana; tiene mucho respeto para sacarme todos los sombreros. Me contó que su hija estudia medicina, mi olfato periodístico no podría equivocarse, detrás de ella hay una generación criándose con el esfuerzo de una mujer de a pie y sin vergüenza.

LOCOS AMÁNDOSE

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Estaban locos por amarse, uno en el manicomio del encierro, otro en el manicomio de la libertad. Estaban locos por volver a verse, uno esperando en la casa de Lorenzo la visita de ese amor loco que escapaba de un manicomio para refugiarse en otro. Estaban tan locos por abrazarse que uno dormía abrazando la almohada para sentir que amanecía junto a ella y ella jugaba con su muñeca Betty, la rubia vestida de novia a la que apretaba tan fuerte para sentir que mañana despertaría casada con el hombre que tanto amaba. Estaban tan locos por gritarles a todos que no estaban locos, que estaban aún enamorados, que el alzhéimer no lograba sacar del corazón lo que había borrado de la memoria. Estaban tan locos por levantar sus cejas, alzar sus brazos y pedir que los arresten para que sean condenados en una misma celda. Estaba tan loco por regalarle un ramo de tulipanes que arrancó todos los que encontró en el jardín de su ve