VERSOS DIARIOS

En el no lugar estabas mientras leías. Oculta entre el tiempo del bosque, bailando con el silencio, escuchando los gritos de tú felicidad. Los ruidos de la ciudad se quedaron quietos, tímidos de verte regresar. Estabas en tú sueño más real… y de repente te tomaron del cuello, alguien quiso asfixiar tú alegría. Tú pedías ¡auxilio! y el auxilio se ahogaba en tú último suspiro. A punto de apagar para siempre la luz de tus ojos, alguien más intervino; ese alguien rozó una de las esquinas de tus labios con un beso inesperado. Tú despertaste espantada de aquella pesadilla. Fuera del sistema social no comprendías si tú máxima impresión fue estar al filo de la muerte o el beso robado que te devolvió la vida. Sabes que tus ganas desganadas me causan risa, tú manera de no saber entender lo que te pasa, más complicada que las matemáticas, no hay fórmula, no hay ecuación para calcular el ánimo

Era ese mundo dentro de ti que me gritaba desde tus ojos. Te miraba tan profundo y tus pupilas parecían sonreír. ¡Qué deseo tan repentino de entrar por tus angustias, de verme en tus luceros desde adentro, de querer sentir desde tu pecho este padecimiento que no te permite avivar una sola palabra para los que estamos aquí tomando tus manos, viendo pasar este tiempo tan áspero! Te sonreí desde que llegué y así me despedí de ti. Cuando el espíritu retorne a tu cuerpo  nos espera una fiesta,  habrás dejado el silencio, ese silencio que se escapa de tus labios que tratan de pronunciarme algo, porque sé que me entiendes, sé que entiendes lo que te estoy diciendo y aunque no puedas responderme, la respuesta está  en el destello de tus ojos, en los latidos que puedo leer cuando me acerco más a ti. Casi llevamos los mismos años y el tiempo ha sido implacable con las dos. El tiempo corre para mí y

El mundo: un poema de pitos, una mezcla de ruidos y sonidos. El mundo: un poema que quiero escudriñar entre todo ese humo negro que se emana de los tantos vehículos. El mundo: respiro de aire puro por segundos. El mundo: los salvajes están en la ciudad vestidos de civiles y los civiles están en el campo vistos por los de la “civilización” como salvajes e ignorantes. Se arrancan versos de los pétalos de las flores que alguien hurtó en el camino. Se arrancan de los pies las raíces de aquellos que nunca han sembrado amor y esperanza. En la ciudad todos van corriendo como locos y los locos van caminando entre edificios. Demasiadas luces más que estrellas iluminando la noche. Es la ciudad que nos mira, es todo lo que estoy interpretando en todos los sabores que he probado. Ese mundo como caramelo para todos los gustos a veces me sabe dulce, en otras amargo y de forma frecuente s

Si he de vivir  que sea  con la paz de mis sueños, la brisa del viento, el canto del río, el verde del campo, el azul del cielo, el blanco de las nubes, el negro de la noche y los demás colores que he elegido para vestir a mi cuerpo y desvestir a mi alma tan encantada por todo lo que vive en tan poco tiempo en este planeta llamado Tierra.

¿Si ríes?, ¿si lloras?, ¿si sientes? Sí río… Sí lloro… Sí siento… Soy ser humano, no la creación robótica de los humanos. ¿De qué ríes?, ¿de qué lloras?, ¿de qué sientes?, Río cuando veo al río que es como un niño; corre y corre todo el tiempo, no hace daño, mas una de sus inusitadas travesuras pueden  provocar tremendos desastres. Río cuando la corriente crece de aquel río que se ha cansado de oír que no corra, que se va a caer y al final los que se caen son los que se lo han replicado. Lloro cuando me incomodo por no poder reír por lo que tú ríes, porque tus bromas no son de mi humor, porque tú risa tiene el acento de ofensa. Lloro, antes mucho, ahora muy poco. Lloro cuando la injusticia se cuelga en mis ojos, cuando los demás miran mi vida como si fuera el fracaso más tonto y ya no lloro por eso, porque aprendí a reírme de mi misma, de las ironías de los demás. Siento que eso siento c

Espía de tú misma alma, llevas tú rostro furtivo en la luna llena. Vas correteando a las estrellas, tienes a la vida esperando por un beso y alguien te espera con ese beso desde hace mucho tiempo. Tienes miedo a la muerte como todos los que no la tienen, te controla en tus pesadillas y la extrañas cuando piensas que tienes al mundo encima. Quisieras pronto conciliar el sueño, te es tan difícil. Bebes mucho café y piensas demasiado para entregarte a tú descanso. Agotas todas las horas del día y de la noche. El frío pareciera cuajarte como gelatina y no hay nada que interrumpa tus pensamientos que en cualquier instante van emergiendo. Velas a la luna, le haces una ceremonia al cielo con tus fotografías, ríes sola y sola se queda tú risa como eco en los lugares por los que has marcado tus pasos y aventuras. Mujer y espía, conoces muy de cerca la madrugada, el mañana amanece contigo, la tarde se

La autora de mis días, la protagonista de mi vida, el sueño de vivir superando a la realidad, de estar donde quiero estar, de ir a donde quiero llegar, de decidir con libertad, de decir lo que pienso, de pensar lo que siento. Elegí la paz por cada segundo de estar aquí en la Tierra y alejé los ruidos de la mala gente que solo agitaba mi alma e interrumpía mis pensamientos más diáfanos. Soy feliz porque nada tengo, porque no tengo lo que otros ansiaban que obtuviera. Estos bienes que a continuación les presento no son los míos, la Tierra me los ha prestado. Tengo valles a diario frente a mí inquietándome a subir, tengo ríos solfeando a mis oídos. Tengo al viento bailando y haciéndome respirar lo más profundo de esta vida terrenal.   Tengo lluvia levantándome el olor a tierra, rociando toda la naturaleza. Tengo atardeceres apasionados y nublados, tengo aves inspirándome con su trino. Tengo al cielo co

Desde el sur das la bienvenida a nuestro Ecuador y agradeces la visita de quienes se desplazan por tú gloriosa Avenida La República. Viviste la paz como cada atardecer, con intensidad y sosiego, como una acuarela en tus ojos representando lo fructífero de tus infatigables jornadas. Y también viviste la guerra que te convirtió en centinela, en fiel guardiana del Ecuador. En lugar de que tus hijos se ocultaran de los invasores, ellos empuñando el pecho y conscientes de estar en desventaja ante las huestes fueron a defender con el alma la soberanía de la Patria. Sin relevo se mantuvieron de pie en la primera puerta de ingreso y salida de nuestro país. Aun recuperando la paz continúan firmes despertando más temprano que el sol, empujando las carretillas con la mercadería, sacando y guardando todos los días los productos que hasta las doce de la noche del treinta y uno de diciembre de cada año no