HUAQUILLAS POR SIEMPRE DE PIE
Desde el sur
das la bienvenida
a nuestro Ecuador
y agradeces la visita
de quienes
se desplazan
por tú gloriosa
Avenida La República.
Viviste la paz
como cada atardecer,
con intensidad y sosiego,
como una acuarela
en tus ojos
representando lo fructífero
de tus infatigables jornadas.
Y también viviste la guerra
que te convirtió en centinela,
en fiel guardiana del Ecuador.
En lugar de que tus hijos
se ocultaran de los invasores,
ellos empuñando el pecho
y conscientes de estar en desventaja
ante las huestes
fueron a defender con el alma
la soberanía de la Patria.
Sin relevo se mantuvieron de pie
en la primera puerta de ingreso
y salida de nuestro país.
Aun recuperando la paz
continúan firmes
despertando más temprano
que el sol,
empujando las carretillas
con la mercadería,
sacando y guardando
todos los días
los productos
que hasta las doce
de la noche
del treinta y uno de diciembre
de cada año
no dejan de exhibirse.
Tus hijos de frente honrada
han sabido llevar
el sustento a las familias
sudando cada segundo de trabajo.
Quienes son hijos e hijas
de Huaquillas,
biológicos o adoptivos
jamás se cansarán
de luchar por días prósperos,
por un mañana
en el que nadie
se tenga que dormir a la fuerza
para olvidar
que su estómago está vacío
y que la justicia
está en poder de los miserables.
Todos quienes te aman
desde sus entrañas
quieren verte renacer
como el ave Fénix.
Si no hay paz
que pueda tranquilizarte
ni guerra que pueda someterte,
no hay nada ni nadie
que pueda impedirte
la gloria que mereces
por historia,
por mantenerte firme
sin necesidad de armas,
tan solo con el pecho henchido
de amor por la Patria.
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