TE LO PUEDO DECIR


Subraya mis simulaciones,
resalta de verde mis actuaciones,
pone equis a mis sonrisas,
me hace soñar que estoy viva
cuando recuerdo que estoy extinta.
Se parece a mí,
me guarda ese parentesco,
me dramatiza la felicidad
y jamás me cree lo que todos
si son capaces de creerme.

Hace injerencia en mi piel,
estalla la melancolía
que pulula en mi carne,
me tiene la paciencia
que nadie me tendría,
y mi error es no preguntarle
cómo ha pasado.

Pero a ella eso no le molesta,
no tiene humanidad, se conforma
con la mía, causa susceptibilidad,
se ha inscrito en mi razón de ser
y no es mi amiga.

Es un diccionario de mis paradojas,
es la carta que no puedo enviar
y solo puede ser lo que algún día
quizás publicarán o publicaré.

Está aquí ahora y no
entiende por qué le digo esto,
solo le explico
que trato de recuperar algo
de lo que perdí, aunque sepa que gané,
que sus estruendos
me tranquilizan
porque el silencio me desconcentra,
que así es la poesía
que tiene más de seis letras,
que así es la palabra compuesta.

Después...

Quiso suicidarse, no lo hizo,
a regañadientes tuvo que escucharme.
Yo lo quise hacer pero tampoco
lo hice, porque tenía que confesarle que
mis confesiones desfilan en ella,
que más pensamientos bailan en sus páginas;
que hoy amanecí con ganas de morir,
que también tengo ansiedad de vivir,
que más pueden mis ganas,
que más pronto llega mi ansiedad,
por eso te lo puedo decir,
a ti sí te lo puedo decir.

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