POLÍTICA A LO NATURAL



Quise hacerlo en prosa
mas siento que en versos
la política recobra su naturaleza,
ese nacimiento de ideales prósperos
destinados al buen vivir
que se esfuerzan por la dignidad de todos,
por la felicidad colectiva
que tanto se pregona en la tarima
y que pronto son un obstáculo
en el ejercicio del poder.

Esos políticos redondos
que critica Galeano
son los que siguen dando
vueltas al mundo,
cada uno con su bandera
que no es la del pueblo,
es la de su movimiento o partido.

Conozco a estos políticos
a los que les encanta echarse
flores entre ellos mismos.
Un día se presentan como si fueran
el Simón Bolívar de su jurisdicción,
otro día creen ser los dioses del cambio
y entonces se arrodillan, rezan
y hacen rezar al pueblo
para que la votación les favorezca.

Ellos son bien redondos,
están aquí, luego allá
y después no saben dónde están,
peor aún a qué arco patear
y al final se hacen autogol.

Los que dicen que son de derecha
hacen alianza con la izquierda,
los que son revolucionarios de izquierda
no entienden el socialismo
y los que se van al centro
en menos de lo que respiro
ya están radicalizados en la propuesta
que más dólares les ha ofrecido.

De estos políticos me preocupa todo
porque la naturaleza no nos hizo así,
de hecho me estoy convenciendo
que llevaron la política al quirófano
para sustraerle el cerebro y el corazón.
No contentos con arrancarnos
el poder de pensar y sentir
nos obligan a pelear por ellos
en sus campañas y a endiosarlos
como si fueran la única salvación
que más bien es una maldición.

Hay de aquellos que se ridiculizan
todo el tiempo con el ‘yo soy’,
¿y acaso el pueblo no es?
Hay otros que se obsesionan
por ver su nombre y su cara estampada
en sus ‘majestuosas obras’.
Hay a los que les encanta que les agradezcan,
estos suelen ser los más ingratos
y no se me pueden escapar
los que llegan a creerse intocables,
olvidándose que para ser príncipes,
primero tuvieron que ser pueblo.

Estos políticos desnaturalizados
todos los días tienen cita con el cirujano
para planear más y más retoques.
Sé que están intranquilos porque sus tesis
obsoletas ya ni a ellos los convencen
y lo que más les aterra es que la juventud
se les rebele y en sus cortos años
logre lo que ellos no han logrado.

Solo con escuchar las voces elocuentes
de los jóvenes empiezan a sudar frío,
por eso nos reducen el espacio
y el tiempo de nuestra participación;
para quedar bien con el público
gritan a todo pulmón:
‘Sí a las propuestas de los jóvenes…’
y con el micrófono apagado
y haciendo muecas nos repiten
cobardemente: ‘NO hay presupuesto
para poner en marcha sus proyectos…’

Parafraseando los pensamientos
de Galeano: la culpa de que pienso
esto no es mía, es de ellos
que nos pintan la ciudad
de sus colores para decir
que todos pensamos como ellos
que terminaría siendo no pensar.

Hay que reconocer además que son actores
de cartón bajo el brazo
porque no saben actuar.
Sonreírle a nuestra gente,
a su propia gente les cuesta tanto
que les recomendaría
que para la próxima si es que hay una
ensayen bien o mejor no sonrían.

Para que el enojo no los arrugue tanto
voy a decirles ‘gracias’
por darme las razones suficientes
para versar sus verdaderas intenciones
y devolverle a la ciudadanía
la convicción de ser ciudadano,
político y decente.

Después de quitarle los escombros
a la política me siento orgullosa
de decirles a todos
que somos bien políticos
para no permitir que la politiquería
gobierne nuestras vidas.

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