SOSPECHA DE AMOR




Cuatroscientos cuarenta y cuatro escalones,
parecían tomados de la mano,
aunque solo fueran dos corazones
queriendo amarse sin levantar sospechas.

Avanzaban al Cerro Santa Ana
y al pináculo de un beso
entre los candelabros de la ciudad
y la mirada del río Guayas.

Ella lo amaba sin sospechas,
se lo confesó en el barrio Las Peñas,
él le entregó una flor que le robó su amor.

Almas emancipadas, envueltos en sus propios
hálitos se aguantaban la primera
caricia en sus labios.

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