LA TURISTA Y EL SEDENTARIO


No nació para morir
donde germinó,
no es ese árbol.
No sabe nada de la muerte
y la muerte no la está buscando.

No nació para ser gobernada
por los dictadores
ni los dictadores
la hubiesen dejado nacer
al saber que ‘Libertad’
sería su nombre.

No nació para los quehaceres
de la casa, nació para dejar
la casa cuando su alma inquieta
de sueños la invitara
a una aventura
entre los cantos del viento.

No nació
para tener sus pies
puestos sobre la tierra,
nació para escapar
al mar y al cielo.

Cuando sus pies
están aquí escalan
montañas, no hay altura
que la sorprenda,
no hay marcha atrás en sus pasos.

Ahora ella está aquí
de turista y se encontró
con un sedentario,
ella es libertad
por todo el mundo,
él es libre en el umbral del océano.

Mañana ella no sabe
dónde estará, él sabe
que siempre amanecerá
a descubrir la cortina
de la ventana para ver el mar.

Ella es libre, él también lo es,
ella por primera vez
se quiere quedar,
él por primera vez
quiere ir a donde
ella lo quiera llevar.

Ahora que están juntos
parecen ser más libres
que ella de nómada
y él de sedentario.
La travesía los hizo encontrar.

No nacieron
para estar separados,
ella lo tenía que encontrar
en sus viajes,
y él la tenía que esperar
cada atardecer en el muelle.

Libertad es su nombre,
el de él no lo sé,
solo puedo comprender
que la libertad es amor

y el amor es libre entre sus brazos.

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