SUEÑOS DESPIERTOS



Te soñé despierto,
contándome tus sueños,
esos sueños de bohemio
que me entonabas desde una guitarra
hasta pronunciar  los versos
de algunas canciones que terminaban
agitándote el alma de añoranzas.

Te soñé cuando de mis sueños desconfiaba,
cuando buscabas tú a un alguien,
alguien a quien compartir lo que sabes,
lo que la vida te enseñó a percusiones
y quizás allí reencontrarte con Dios
y moldear la obra que te encomendó.

No han sido en vano tantas horas
de diálogo entre inesperados viajes,
tú sentado a la derecha
y yo siempre a la izquierda,
esas si son vanas tendencias
que supimos debatir
sin perder el centro del sentimiento
y la razón. Aprendimos a mirar
juntos a un mundo sin escrúpulos
y aquí estamos vivos
necesitando de la justicia social
y la justicia social necesitando de nosotros
para despertar las conciencias
de los que se resignaron a vivir
en un mundo aparentemente normal.

Te soñé cuando había dejado de soñar.
Empapaste mis lágrimas de alegrías
con tus monólogos y tú risa,
con esa incertidumbre que me
provocan tus bromas cuando
no las sé diferenciar de la verdad.

Te fuiste escapando del sueño
y me viste llorar, viste
correr los rezagos de mis penas
en mis mejillas y fuiste conociendo
mi corazón, fuiste purificándolo
con los girones de las historias de tú vida.

Me abrigaste de comprensión
aun así te alejabas más de aquel sueño
y cuando te soñaba el más alegre
te vi llorar, escuché tú dolor,
te sentí el más humano de todos
y me acerqué a abrazarte
con toda la sinceridad
de nuestra incipiente amistad.

Era el momento de despertar
aunque nuestros sueños nunca
han estado dormidos, pues siempre
andan inquietos queriendo poner
el mundo de cabeza que en tanto
tiempo de pie solo ha dado guerras.

Cuando habíamos despertado,
habíamos comprendido cuál es el designio
de Dios en nuestras vidas
y que en nuestras vidas
hemos dado los pasos por los caminos
donde Dios ha necesitado de nuestras huellas.

Entre los sueños y la realidad
está nuestra verdad, esa verdad
que se puede contemplar
como un manantial. Estando
más cerca llegué a descubrir
que a tú vida le falta una pieza
y que solo cuando te decidas salir
a buscarla vivirás la bohemia
y la bohemia en tú vida
no como el despilfarro de tus años
sino como el artista que en tantas noches
de insomnio estuvo diseñando
y puliendo las piezas
que compondrían la obra de su vida.

Los artistas también se equivocan
y los que no se equivocan no son artistas.

Aprendí con tus lecciones,
ahora quiero rendir el examen
y no pretendo un diez como calificación,
solo anhelo que los demás conozcan
lo que aprendí de ti y comprendan
que las posibilidades de justicia
están en nuestros intentos,
en nuestra voluntad de servir.

Te escribo desde las curvilíneas
del  camino que nos hizo saber
quiénes somos y a dónde vamos,
te escribo viajando a Zaruma
mientras te recuerdo,
espero siempre recuerdes estos versos,
y solo me queda decirte gracias
por enseñarle a mi corazón a ser libre
y a conservar a un gran amigo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EMELEC TRICAMPEÓN

SI HE DE VIVIR

PACHAMAMA