SOY SUFRIDORA



Soy sufridora porque a mi pueblo
lo dejaron sin agua
y mientras tanto solo
le pidieron disculpas.

Sufre mi corazón con esta lucha
donde el mentiroso
lo condiciona todo,
pone la tuerca donde
va el tornillo y el tornillo
donde debe estar puesta la tuerca
y así es el más popular
con su mensaje sin fondo.

Los soñadores caminamos
dejando nuestros sueños
de lado, tratando de desarmar
esta sociedad para recomponerla,
pero resulta que los que se quieren
apoderar de esta gran misión,
solo quieren la pelea
para desarmarlo todo
y hacerse los sordos cuando
el orden les llame la atención.

Soy sufridora porque no soy de piedra,
porque el hambre de mi pueblo
no se calma con orquestas.
Soy sufridora porque no tengo
labia para mentir,
porque me castigué para ser política
y reprobé más de una vez en la politiquería.

Soy opositora de esta sociedad
que elige con el hígado
a sus empleados para que
gobiernen y administren
las arcas del Municipio,
allí donde está cada dólar
que sale de nuestros bolsillos
y donde solo van a saquear
el dinero que sudamos
desde muy temprano.

Hago protesta, porque a mi gente
le gusta que los gobernantes
les griten, les den migajas
como si fueran grandes obras.

Hago protesta porque mi gente
quiere reclamar sus derechos
como si fueran favores,
porque quieren audiencia
para rogar que sus necesidades
las atiendan el alcalde y concejales.

Sufro cuando aún escucho
“que no importa que el gobernante
robe con tal de que haga obras”
¿acaso contratas por cinco años
a un empleado para que te robe?

Sufro porque mientras
los comerciantes no venden nada,
el alcalde importa una pileta desde Italia.

Sufro porque los que hablan
de experiencia política
piensan como politiqueros.
A los politiqueros les encanta
el bla-bla-bla, así gota a gota
mantienen al pueblo solo de eso.

Soy sufridora, porque no es fácil
educar a este pueblo,
ajeno a la política.
Soy sufridora porque aprendí
a decir lo que la gente piensa
y no lo que supuestamente
quiere que le digan.

Soy sufridora porque nos matan
las esperanzas a quemarropa
y no hay quien haga masa
para reclamar en una sola voz justicia.

Soy sufridora porque sigo
creyendo que el mundo
que debería ser sí es posible,
aunque a la batalla final
solo lleguen dos convencidos
de que la derrota
sabe mejor que la victoria.


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