GOLPES EN LA PARED
Tiraste la puerta, diste un golpe en la nariz a quién escondiendo sus ganas de que no llegaras nunca deja de preguntar cómo estás. Te sigues sintiendo gigante para contestar un saludo, arrojas tú saco a la cama, fastidiado te desatas la corbata y con la columna desviada en el sofá planeas cómo golpearla. Esas curvas en tus ojos son el plano para estallar tú dolor de cabeza, para apretar tus puños y empezar a golpear los puntos blancos de tú soledad. Te muerdes las maldiciones, te desenredas la garganta con insultos, te place abrir sus cicatrices, violar su libertad y pedirle perdón después de concluir tú acción. La vistes de morado y de tanto curtirle la piel la acaricias con tus verdes manos que alzándose al cielo juran amarla hasta dejarla revolcarse en el llanto. Siempre llegas culpando a la incomprensión, te calmas sangrando su deseo de renunciar a ser mujer y con tú ensayado arrepentimiento la prep...