¡SALUD, ESCRITORES MORTALES!
Gracias a Dios somos mortales y más amigos que nuestra mortalidad que por eso estamos enterrados en el mismo mausoleo, con los mismos invitados, los típicos curiosos y los periodistas que nadie ha llamado copiándose del uno al otro la nota que se publicará mañana en todos los medios. Una de esas noticias dirá: “los mataron muertos”, a otra le pondrán: “los mataron vivos” y entre muertos y vivos ninguna tiene sentido. Bien muertos estamos aquí amigo Juan Ignacio y mientras los guaguas nos lloran, nosotros celebramos nuestra mortalidad con un vaso de colada morada. Acá en mi país así nos recuerdan el dos de noviembre, además nos traen flores y velas, nos elevan con una oración y nos dicen al final de la conmemoración sigan descansando en paz. No creo que la paz sea para los que mueren, más bien pienso que la paz es un descanso para los vivos. A nosotros Juan Ignacio nos cayó la tierra de las letras ...