VERSOS DIARIOS

Ella se queda ahí donde tú la dejas, tú te vas donde no está ella, buscas fuera de tú hogar una casa, juegas al incomprendido, te haces la víctima y ella te espera cuando tú no la esperas. Creas una historia con tú versión y ella guarda la versión original. Te quejas de tú esposa, tú esposa no tiene buzón de quejas. ¿Qué andas buscando? no sabes qué buscar, no sabes qué defectos mirar por dentro y qué virtudes explorar por fuera. Lloras tú supuesta desesperación, crees que ya no la amas y la amas en tú absurda traición. Por miedo a no quedar solo la dejaste sola todo este tiempo. Tú esposa está en casa, ve con ella, ve con tus hijos, no te quedes afuera llorando lo que no se te ha perdido, no aventures un momento para perder todo lo conseguido. 

Las calles me hablan de la gente, la gente me habla de las calles, hay unos sin corbata queriendo estrangularse, hay otros con corbata con tantas ganas de liberarse. La gente tiene calle, las calles tiene gente, unos caminan esperanzados, después de leer los clasificados en el periódico, otros van destrozados, luego de creer que lo han perdido todo sin comprender que no todo lo que se pierde es lo que se necesita. Las calles tienen nombres y hay gente que camina sin recordar sus nombres, sin pensar a dónde van, sin ir a donde piensan. Hay calles de una vía y otras de doble vía, hay gente que se desvía, unos viviendo lo que sienten, otros sintiendo lo que es la vida. Hay calles largas, hay calles cortas, hay calles donde la gente ríe hasta cansarse, hay zonas rosas y hay rosas en zonas donde la gente vende para no llorar el hambre. Hay calles históricas, hay nuevas calles y en todas la gente se come las uñas...

Es el vicio de darlo todo por nada que no pasó ninguna página, prefirió escribirlas todas encerrada en el tiempo y el tiempo encerrado en ella como un bus lleno de pasajeros. Los aciertos son desaciertos, los desaciertos se vuelven aciertos, es su lógica en la literatura, la única que le invita a beber gotas de verdad para apagar una llama de mentiras. Su estadía aquí es como un flash que se activa en una cámara, con la diferencia que todo queda grabado en la memoria sin la opción de eliminar los archivos que le hacen recordar lo vivido. No pensó iniciar, pero sí terminar como terminó. No es adivina, es su talento de entregarse por completo sin pensar en el dinero, entonces su talento dejó de ser talentoso para tener lo que tienen los que dieron menos. Su corazón es más terco que sus pensamientos, sus pensamientos escapan con sus sentimientos en ese flash que ilumina por instantes ese deseo de fotografiar todo lo que en...