CRIMEN DE AMOR
No me preguntes por qué
estoy escribiendo esto,
no me digas nada,
no quiero escuchar
tus palabras,
no intentes detenerme
si estoy encadenada a ti,
si tu osadía se
pasea en el entresijo
de mi mirada.
No, no te descubras la cara,
me bastan tus
ojos;
quédate como te conocí,
con esa máscara
que me enamoró
más que tú propio perfil.
Que ahora tengamos más huesos
que carne no nos resta vivir.
En tú nombre por primera vez
estoy fumando los nervios
que se hacen terremotos en
mis manos que buscas sentir.
¿Quién eres tú?,
teniéndote tan cerca
no lo puedo descubrir.
Olvidé quién eres después
de conocerte, olvidé
que te convertí en enigma,
que te confié la carta
de mi primer sonrojo.
¿Quién soy yo?,
tenía muy clara la respuesta
antes de que llegaras,
ahora me desconozco.
Dejé en los flancos mis principios
para caminar junto a ti
antojada de vivir
vengándome del mundo
con un amor de calle
que de la noche a la mañana
se lleva al cine
con un guion improvisado.
Las entradas
ya se agotaron,
ya compraron
la felicidad
que
convirtió tú odio
en mi
enamorado.
Sí, tú odio fue capaz de amarme
hasta hacerme dura como la roca,
fría como el nevado,
oscura como nuestras
citas clandestinas.
Dejé que tú infierno entrara
en mi cielo, acepté tú ósculo,
acepté que me confundieras
y ahora debo confesarte
que eres el error más grande
de mi vida, pero para enmendar
cada parte de esta ficción
te necesito, me haces falta para aprender
a corregirlo y todo porque te entregué
el derecho de un amor desconocido.
¡Calla, por favor, calla!,
prefiero tus labios cerrados,
no quiero trabar letras en mis palabras
mientras te suplico
no digas nada.
Tus discursos en mis oídos ya no calzan;
no talles más engaños,
es mejor que el adiós ésta vez
ni siquiera se pronuncie.
Tal vez lo que escriba para ti
sean insultos con aguinaldos
¿y si yo te dijera que agraviarte
como crees que lo estoy
haciendo no me es suficiente
para desahogar este coraje
que me tiene de rodillas?
Puedes pensar que te estoy odiando
en el final, pero no,
te estoy amando más.
Sabes muy bien
que puse abajo todas las fronteras
para juntar nuestros sentimientos,
para migrar hacia a ti sin pasaporte,
sin cartografías que me indiquen
cómo llegar a ti.
Me atreví a derogar
los decretos que restringían nuestros besos,
¿y conoces el por qué?, porque conocerte
fue una pesadilla
y soñarte
fue algo maravilloso.
Por ti descubrí que el odio se enamora
aunque me aloque a todas horas,
mi intrepidez ha sido capaz
de amar a un criminal.
Déjame seguir...
¿acaso ahora quieres declararme
tú verdad?, no pretendas que te crea,
si bien sé que en los "mejores" juicios
la supiste comprar.
No te acerques que más lejos
percibo tú llegar.
Sí... yo fui tú cómplice, no lo voy a negar,
como tampoco es preciso negar
que tú gozaste de mi voluntad para amarte,
que de ella te alimentaste,
que con ella gritaste la sangre
que ruedas por las calles.
Hiciste mortal lo que nos sucedió
y vendiste este amor en el mercado
de una injusta ilusión.
Ya sé que no comprendes mi lenguaje
de melancolías, me utilizas como escudo
porque siempre así has utilizado la vida
con la que has jugado hasta hacerme
preferir la tuya antes que la mía.
Rezaré por tú consuelo
y tranquilo que siento
que el pánico se está riendo
de ti. Detendré
el tiempo
para dibujar el más oscuros
de tus sentimientos
y descubrirte como nadie lo ha hecho,
sé que en uno de ellos
hay un niño inventando
formas para serlo.
Amor, mi amor, si besar bastara
para hacer un yugo a las diferencias
te besaría otra vez y otra vez
que el amor que me hieres y me entregas
no tendría que leerse mañana
en las páginas posteriores de la prensa.
No callaré si es lo que deseas,
si aún doy un vagido
es porque no han terminado
de arrancarme mi último suspiro,
aún no han comprado el aire
que consiga asfixiarme.
Dios sabe que el edén y el infierno
son dos mundos que nunca
podrán estar juntos
y es tú amor lo único que quiero
para tener paz si eres la guerra,
para tener vida si eres el criminal
de ésta pasión que me dejas.
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