DESPUÉS


Me hice mientras escribía.
Mientras tomaba un café de vainilla 
algo vagaba en mi mente
como peces a la orilla de un río.

Me estacioné en los cuadernos
y me tejí con cada letra que plasmaba,
sólo así comprendí mi sistema.

Que huelo a café me dicen,
a café huelen mis dilemas
que han conseguido besar
mi pasado y mi presente.

Me hice de papel, de grafito,
me hice alegría de mis enemigos
que no se me han presentado,
pero sé que existen.

Dicen que me han sonado
las tristezas con las que pude
componer sinfonías
y eso es cierto.

Hoy hacen silencio mis sonrisas
más felices después de hacerse líos.


Me hice a sorbitos, verso por verso,
agradeciendo a los huracanes
que me sacudieron y ahora sé
que sin ellos no me hubiese hecho.

Me hice de los grados más altos  del dolor,
de mis amigos, de los que no conocía,
pero ya estaban cuando yo más los pedía,
entonces la tempestad me devolvía
lo que por sinceridad me pertenece.

Me hice de las raíces de la TE, 
de los tallos de la A,
de las ramas de la I,
de las hojas de la ENE.

No se confirmaban mis nombres,
mis apellidos codificados estaban
y de repente supe quién era 
sin ser nombre ni apellido.

Me hice pegando mis sueños en la pared,
soñando a los demás, creyendo en su ser
y al beber su sed se desprendió
mi humanidad que ahora plácidamente
bebe otro café, después...



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