¿DÓNDE ESTABA?
¿Dónde estaba? me preguntaron
y no supe responder, pero en esta
ocasión no solo tengo la respuesta,
tengo el sitio para me puedan ubicar
un poco más temprano que ayer.
Estaba vendiendo mi fuerza de trabajo,
subida en alguna escalera
para alcanzar la mercancía
de una percha.
Estaba con un tablero apoyado
en mi cadera, con un lápiz
y un reporte de inventario
colocando vistos, marcando
fechas de vencimiento,
sumando y restando
lo que acabo de un mes
se inventa en un sistema contable
para aplicar los descuentos al trabajo.
Estaba con una calculadora
en mi mente, escondiéndome
de la gente como cuando
me preguntó el patrono
de quién se esconde.
Estaba con Chalver, Bagó,
Recalcine y otros laboratorios más,
estaba contando la industria farmaceútica,
mientras me preguntaba: ¿por qué se
enferma tanto la gente? y
mi diagnóstico fue que la enferman
para poderles vender salud.
Estaba con Don Neptuno
ajustando productos,
estaba revolcando mis pantalones
en el suelo para cerciorarme que
el producto que me faltaba
no estuviera debajo de la percha.
Estaba respirando el polvo
que se acumula en cada estante,
en las cajas de la medicina,
en los tarros de las leches, en
las fundas de los pañales,
estaba ensuciando mis manos
para verificar que todo
estuviese en buen estado.
Estaba tratando de asimilar
que a mi intelectualidad le
faltan los medios de producción.
Estaba esperando que sea quince
para pedir un adelanto de mi salario.
En resumidas cuentas: ¿Dónde
estaba?, estaba trabajando.
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