SUEÑO TANTO...
en que no estoy
sueño tanto…
En las calles
la gente sin capa
ni muceta
festeja graduarse
de seres humanos.
Hay un coro de voces
masculinas
que reproducen
en melodía:
ya basta de que
nuestros derechos
se realicen a costillas
de ellas.
Señoras y señores
de Derechos Humanos,
hoy la declaración se hace carne
y nos sentamos
al lado de las mujeres
sintiéndonos iguales.
Los militares en señal de protesta
marchan a las fronteras
para anular los hitos,
pues el gobierno
quiere seguir disparando
usando el presupuesto
del pueblo; los brazos
y las piernas del ejército.
Los médicos cansados
de naturistas y farmacéuticos
declaran que lo que
el mercado expande enferma
y que la prevención
es demasiado tóxica
para los remedios.
Los políticos que se creyeron
renuncian a sus intereses
y eligen reconciliarse
con los necesidades
de sus comunidades.
Las misses se quitan la corona
y llevan los diamantes
a las sopas de piedra,
de esas que tan
solo con el olor llenan.
Los medios comuni-comerciales
no venden más sus mentiras,
pues ya nadie quiere
comprar sus verdades.
En tanto tiempo el mundo
aprendió a comunicarse
sin vallas publicitarias
que lo distraiga de las realidades.
En nombre de la justicia
se rompen los secretos de confesión
para confesar al mundo
que Dios nos prefiere
sin ninguna doctrina
que provoque la intolerancia
y deshumanice los mandamientos.
Los que comen reclaman
por los que padecen hambre,
los que se visten
se desnudan por los descalzos,
los que trabajan
hacen paro por los
que no tienen trabajo.
En los momentos
en que no estoy
éramos tan solidarios;
no se trataba de los otros,
se trataba de seres humanos.
El Arte de hablar de
Maco Sagastume
me hizo soñar
esta graduación.
Un libro de Galeano
me abrió las venas
y en utopías
nuevamente he despertado.
Sé que nadie se
está incorporando,
por lo menos hay menos
pensando que los otros
no están pensando.
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