Sobre la balanza...



Pisa todo el tiempo la balanza,
la balanza está pesando más que ella,
ella lo sabe, es mentira que el espejo
le mienta, es solo que cree
que las demás siempre van
a ser más delgadas que ella.

Tiene de todo para comer,
que la llamen a comer es su martirio.
Se mata de hambre, al hambre
está adaptado su estómago,
su estómago prefiere
que lo tengan vacío.

No se puede estar todo el día
sin probar bocado, Ana quiere algo,
antes debe contar las calorías
de lo que está por ingerir,
luego vendrá el ejercicio excesivo
y después la balanza,
un kilo menos siempre es menos
a lo que ella desea para su cuerpo.

No le gusta que la vean comer
ni siquiera una fruta,
las piernas se le quiebran,
ya no le dicen ni gorda ni flaca
ahora la llaman anoréxica.

Ana cree que todos exageran,
controlar su peso es normal
aunque la normalidad sea para ella
alterar las funciones de su organismo
sometiéndolo a la dieta
de los platos vacíos.

¿Dónde está Ana?
No está frente al espejo,
no está en la balanza,
no está haciendo ejercicio,
no está visitando el blog
de las barbies de carne y hueso,
no está viendo las ridículas
publicidades donde en la pantalla
hombres y mujeres de líneas perfectas
comen hot - dog o hamburguesa,
mientras en las cadenas
de comida chatarra van más gordos
a seguir devorando las nuevas ofertas.

Entonces, ¿dónde está Ana?
Está recibiendo en sueros
lo que se prohibió por mucho tiempo
sin probabilidades de recuperarse
de su suicidio lento.


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