'MORIRSE DE LA RISA'



 










¡Qué estrés… que estrés!!!
Todo el mundo dice que vive estresado,
¿será que a mí la palabra estrés
no se me ha contagiado?
¡Achís…!, parece que me la están pasando
porque ya me estresa oírla tanto
que hasta mi nariz la está rechazando.

¡Oh no, mis orejas se queman!
¿Quiénes me estarán atacando
y quiénes me estarán alabando?
Dicen que si se te pone colorada
la derecha están hablando bien de ti
y si es la izquierda te están acabando,
con tantos buenos criterios
tendré que llamar a los bomberos
para que apaguen este incendio.

Para salir de casa toca cruzar los dedos
porque los amigos de lo ajeno
han extendido sus horarios,
ahora se dedican las veinticuatro horas
a perseguir al ciudadano.

La gente no desayuna
porque se levanta tarde para ir al trabajo,
en el almuerzo pica cualquier cosa
y en la noche se desquita
sirviéndose las tres comidas del día.
Las mujeres se lamentan de los rollos
y los hombres ya no saben qué hacer
para esconder la ‘guata’
y es que hasta las mismas doce
de la noche la gente raspa el cocolón
y las ollas, por eso le cuesta
tener apetito tan temprano.

Si no tienes suelto te niegan
el acceso al servicio público o privado
y si hoy el humor no les acompaña
a los vendedores, es muy posible
que en la tienda ni siquiera
te saluden, de seguro te preguntarán
directamente: ¿qué quiere?

A la familia Miranda
no le queda otra alternativa
que engordar la vista
en los centros comerciales.

En las redes sociales los cibernautas
se amanecen chateando
y publicando en el muro
desde la hora en la que están comiendo
hasta el lugar donde se encuentran
en estos precisos momentos.

En la calle los transeúntes se chocan
de tanto estar ‘pegados’ al teléfono
celular. Los continentes a cada segundo
se acercan y las comunicaciones
cada vez más se alejan.

La liposucción desvela el sueño
de muchos que desean
un cuerpo escultural y detestan
hasta una cuadra caminar.

Se dispara la hipertensión
en los habitantes y las grasas
no dejan de promocionarse.
La comida sana se vuelve
otro negocio y el deporte
una moda del instante.

Si no me muero de la risa,
la risa se me ha de morir
con tantas opciones plásticas para vivir.

Morirse de la risa es más chistoso
que llorar de tanto reír.

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