ANÁLISIS DE LA POLÍTICA LOCAL EN VERSOS




En esta “política” mal concebida
se empezó vociferando
que para gobernar y legislar
los miembros del Consejo Municipal
tenían que sacarse la camiseta
del movimiento o partido
por el que fueron elegidos
y ponerse la del pueblo
¡y vaya que lo entendieron mal!,
pues hubo quienes pensaron
que tenían que sacarse la verde
para ponerse la roja y demostrar
al pueblo de que llegaron a conciliar.

Ya lo dije una vez y no me cansaré
de repetirlo, la esperanza
no está en el verde sino
en la actitud de la gente,
la pasión no está en el rojo
sino en el corazón con el que la gente
defiende lo que por justicia le pertenece.

Quieren cambiar la historia
de mi patria fronteriza
resucitando los errores del pasado
que tanto criticaron y que cada
vez que pueden lo reviven
con insultos, cometiéndose actos
de hipocresía, pues también
fueron parte de ese pasado
que no fiscalizaron,
en que siendo minoría
utilizaron ese espacio no para legislar
y fiscalizar sino para comportarse
como el muchacho malcriado,
que a gritos por la radio fingió
hacer oposición incitando al odio.

En este país se elige con democracia
y nos gobiernan como monarcas.
Los alcaldes se creen reyes
y al pueblo lo hacen su sirviente.

Echarle flores a la autoridad
por cada gestión u obra que realiza,
por más mínima o máxima
que esta sea, se ha transformado
en un acto de liturgia.
¿y es qué acaso no acabamos de entender
que ninguna autoridad nos está
haciendo un favor,
que es su responsabilidad,
porque para eso nosotros le dimos
el voto de confianza en las urnas?,
¿es que es tan difícil de comprender
que todo lo que haga la autoridad
es parte de su trabajo y que por eso
también percibe un salario?,
el mismo que hay que aprender
a sudarlo como suda bien la camiseta
el pueblo desde muy temprano.

Las sesiones de consejo no son
un momento protocolario
ni los concejales figurillas de un asiento,
mucho menos elogiadores
del primer personero municipal,
porque muy contrario a eso,
los concejales son asesores, concejeros
del alcalde, los que autorizan
para que él solo ejecute.

Las sesiones de consejo son el espacio
y el tiempo que le pertenecen al pueblo.
Las decisiones que se toman
no pueden ser asumidas sin el debido
conocimiento, para eso los concejales
gozan de criterio o es qué a quien
le gustaría tomar una decisión
sobre algo que no se le informe a tiempo
y mañana cuando la gente te pregunte
por qué votaste no sepas que responder.
Lo dijo mi amigo Juan Ignacio:
El que tiene el poder hace
que la ley le sirva y esta
administración municipal se acuerda
de las leyes cuando quiere deshacerse
de quienes los ha empezado
a considerar como un obstáculo,
es decir, son capaces de crear leyes
no para organizar y regular
la municipalidad sino para
reorganizar las piezas que
no responden a sus intereses.

El poder vuelve soberbios
a muchos, los hace gritones, déspotas,
amedrentadores, creen que
así pueden dominar y en realidad
dominan, pero no gobiernan,
no se dan cuenta que la soberbia
les resta el respeto del pueblo,
que sus gritos y amenazas
no son más que eso,
porque se guardan la capacidad
de demostrar con hechos
lo que prometieron en campañas.

Los méritos para ocupar un cargo
quedan a un lado cuando los compromisos
de campaña de dar trabajo
a todo el mundo sin importar
los niveles de conocimiento
son los que priman en los
sillones de los departamentos.

Han sido tantos los compromisos
que se vieron obligados a crear
auxiliares para cada puesto
aun cuando el caso no lo amerita.

Así es la politiquería,
mientras en unos cargos sobra el trabajo,
en otros las redes sociales
mantienen a ciertos funcionarios ocupados
y que no son de relaciones públicas.

El chisme es el que se corre en cada
pasillo, cada uno defiende lo suyo,
atacando al compañero para quedarse
con su lugar de trabajo.

La participación ciudadana
es un instrumento de juego,
esto es lo que piensa el gobernante de turno:
“cuando me convienen que estén los llamo,
cuando no es así, espérense que
después cuando yo quiero
le doy explicaciones al pueblo”.

En este gobierno se toman decisiones
de carácter vital a puerta cerrada
y luego se convoca a la ciudadanía
dizque para socializar cuando
ya resolvieron sin consultarnos,
luego nos hacen alzar la mano
no para determinar que estamos
de acuerdo con sus propuestas
sino para fotografiar
que estamos respaldando a su gobierno,
así es como el populismo trata
de confundir a la gente.

Se enojan por lo que se les publica
en las redes sociales,
pues según ellos nosotros desinformamos,
quizás tengan razón, pues aquí
a los ciudadanos digitales les toca adivinar
lo que ellos no informan a su debido tiempo,
pero la verdad de todo esto
es que las autoridades
que nos desautorizan el uso
de la palabra en público
le temen al conocimiento,
la piel se les eriza cuando el pueblo
empieza a conocer las leyes
que ni ellos mismos han aprendido
a conocerlas e interpretarlas bien.

Hay que ser sinceros
cuando uno habla con la ley en la mano
y la verdad en los labios
te niegan todos los espacios,
pero por fortuna en este nuevo siglo
tenemos a vuestra disposición
las redes sociales que ya son consideradas
como medios de comunicación alternativos
y de influencia para facilitar la participación
ciudadana. Aquí no necesitamos
pedir la palabra ni tampoco aceptar
un no como respuesta,
sencillamente necesitamos guardar
el mismo respeto a todos
como cuando estamos afuera.
Eso siempre lo hemos hecho,
sin embargo comprendo que nuestro
castigo para que se nos conceda la palabra
es conocer y decir sin miedos
lo que analizamos, porque por dicha
no tenemos compromiso con una
persona o élite sino con todo el pueblo.

No se hace crítica constructiva
para derrocar a un gobierno,
muy al contrario se hace
crítica para ayudar a gobernar,
esa es nuestra responsabilidad
como mandantes, ser los primeros
fiscalizadores de nuestros recursos.

Es que es difícil entender
que por ovacionar tanto a alguien
su ego crece y luego la autoridad
puede pensar que todo lo hace perfecto
y después ¿cómo rectifica
los errores que como seres humanos
todos cometemos?

La unidad no es algo que se pida
cuando no se lo consolida desde adentro,
la unidad no significa en que todos
digan: “estamos de acuerdo”,
aunque no lo quieran, porque eso
no es unidad, es presión.

La unidad se fortalece cuando
se reconoce con sustento las buenas obras
y se crítica con argumentos los desaciertos.
La unidad se constituye cuando
escuchamos más de lo que hablamos
y cuando nos hemos aprendido a autocriticar.
Así como en la familia el hermano
tiene sus defectos y virtudes que destacar,
así en la familia política que gobierna
todos tienes sus defectos y virtudes
con las que debemos aprender a convivir,
corrigiendo si es necesario,
pero jamás creyendo que por tener el poder
tenemos la razón en todo.

La verdad no es absoluta,
es relativa, por tanto estos
versos son relativos
y no tienen la intención
de polemizar sino de analizar
nuestra realidad y si eso
es polémica, estoy segura
que los que callan son más
polémicos con su silencio.
Si defender fuera guardar silencio,
no quiero imaginar cómo nuestros héroes
de la historia hubiesen podido alcanzar
la libertad con la que estamos hoy viviendo.

Esta experiencia política
la he querido compartir
después de haber estado
adentro en el concejo,
pues no sería coherente de mi parte
hablar desde afuera, de lo que no
he vivido, sin haber asumido
una función que me ponga en los zapatos
de los que nos están representando.

Con estos versos no pretendo
ganar enemigos ni adeptos,
solo quiero expresar con libertad
que ni las formas del gobierno
del pasado ni las de ahora
son las que quisiera que mañana
vivan las nuevas generaciones,
pues los jóvenes estamos
en la obligación no de hacer historia
sino de cambiar el presente
para vivir un futuro digno.

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