MILEY SHERLYN
llegaste a
tocar los corazones
de quienes
habitamos esta casa.
Eres la
compañía que necesitaba mamá,
eres la gran
responsabilidad de mi hermano
que te ve
como a su primera hija.
No fue la biología
la que lo hizo padre,
fuiste tú mi
pequeñita
la que le
enseñaste a amarte
y a hacerlo
tú papá
sin importar
genes y sangre.
Mi pequeña
bailarina,
tú cabecita
de leoncita
me templa el
carácter.
Te escurres
por toda la casa,
te das
vueltas con tú bicicleta,
no paras de
hablar, reír,
gritar y
llorar. Haces enfadar
a mi hermano
el flaco,
pones feliz
al papá,
sacas de
control a tú mami
y a mí con
tú beso me quitas
todo el peso
de los días que cargo.
Mi Miley, te
amo más que a una sobrina,
te amo como
a mi pequeño ángel,
al principio
no entendía tú presencia,
pero
bastaron tus travesuras
para
comprender que eres
la gran bendición
de la familia.
Nuestro
hogar necesitaba de ti,
de esas
huellitas,
de tus
balbuceantes palabras,
de que
tomaras nuestras cosas
y las hicieras
tuyas diciendo:
“esto es
mío, esto es mío”.
Tomaste mis
lápices labiales,
los
guardaste en tú cartuchera,
los llevaste
a la escuela
y pintaste a
tú manera
los labios
de tus amiguitas
y los tuyos.
¡Qué traviesa mi Miley!
¡Qué alegría
compartir
tus actos de
inocencia!
¡Qué bien se
siente
volver a
recordar la niñez
con tus
ocurrencias!
Miley
Sherlyn, tú rostro
embarga mi
espíritu,
tus ojitos
le dan revolución
a mi vida,
tú vida me revoluciona
la mirada a
la sociedad,
la sociedad
es ingenua
de lo valiosa
que eres para mí
y para mí
eres la pequeña
estrella que
más alcanza
a estallar
de luz a la noche.
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