LA VIDA EN TUS OJOS, NATHALY…
Era ese mundo dentro de ti que me gritaba desde tus ojos. Te miraba tan profundo y tus pupilas parecían sonreír. ¡Qué deseo tan repentino de entrar por tus angustias, de verme en tus luceros desde adentro, de querer sentir desde tu pecho este padecimiento que no te permite avivar una sola palabra para los que estamos aquí tomando tus manos, viendo pasar este tiempo tan áspero! Te sonreí desde que llegué y así me despedí de ti. Cuando el espíritu retorne a tu cuerpo nos espera una fiesta, habrás dejado el silencio, ese silencio que se escapa de tus labios que tratan de pronunciarme algo, porque sé que me entiendes, sé que entiendes lo que te estoy diciendo y aunque no puedas responderme, la respuesta está en el destello de tus ojos, en los latidos que puedo leer cuando me acerco más a ti. Casi llevamos los mismos años y el tiempo ha sido implacable con las dos. El tiempo cor...