PEDAZOS DE PAPELES
Dejé las ecuaciones,
hice un receso
para atender
los chasquidos de esos papeles,
¿pero por qué esos chasquidos
debían ser diferentes?
¿por qué me distrajeron?,
¿por qué me invitaron
a escribirles sin tener
una taza de café
que pudiera despertarme
en lo más sensible?
No eran solo papeles,
eran palabras hechas
pedazos de historias
de las que ya no deseaba
hacer otra lectura.
Papeles que después
de los chasquidos,
al volver mi cara
los vi ajados
sobre una mesa blanca,
confundidos entre tantas
cosas que dijo,
que quiso decir
en las páginas de días variados
y que hoy las ve distintas.
Papeles amontonados,
inservibles en el presente,
útiles en el pasado.
Papeles que perdieron
la razón de ser en el tiempo
y que fueron puestos
en un tacho,
alejados de quien
les puso con su puño
las primeras letras
de los momentos
acumulados en segundos.
Páginas arrancadas
como si hubiese arrancado
pedazos de su vida,
de eso que es mejor
dejar fuera de toda la historia
para volver a narrarla
con otro color de voz.
Y así fue poniendo
en orden a los recuerdos,
volvió a enumerar las ideas
y a pensar en el ayer
que duele menos…
que casi, casi ya no se siente.
Asegura odiar al mundo
y en esos pedazos
la vi amarlo
más de un momento,
amarlo tanto
que por eso desechó
lo que le estorbaba
para verse otra vez
libre de monotonías
frente al espejo.
La vi perfumarse bien
antes de ir a verle,
vi su emoción
con una sonrisa,
vi esas páginas
a las que ya no dio vuelta
y no se saltó la historia,
simplemente no quiso
poner corrector a su vida,
es mejor verse otra vez
sin esas melancolías.
Empezó un nuevo capítulo
y el volver a empezar
no es desde cero,
sino desde dónde quedó
el último pedazo
para volver a intervenirlo
y esos papeles despedazados
ahora tienen poesía
en esta historia
que no se le escapó al tiempo
de las páginas de mi vida.
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