FRENTE AL ALTAR
Entonan un fa en mi mejilla los continuos sollozos que se han colgado en mi rostro. El ser que me ha confiado la vida está mojándose en mis ojos y solo entiendo que por ella lo dejo todo. Él me ha regalado la dicha de tenerla, mi ofrenda con humildad la ha recibido. Disfruto de este placer de amar, de amar orando, de enseñarle a la vida el amor hasta comprometer la dirección de mi destino. Le he ofrecido la inquietud de mis sueños, el recomienzo de lo emprendido; todo lo que soy, todo lo que he construido no tienen ningún valor si la felicidad se aleja del ser más tierno que habita en mi planeta. Mi Dios, en tus pies he colocado mi vida, en tus manos he depositado su corazón y tú lo has sanado, sí, tú que has creído en mi fortaleza para cumplir mi sacrosanta promesa. Tú, mi Dios que has comprendido la inmensidad de mi amor, el tesón de mi profesión de amarla sin límites de espera. Es ahora un re sostenido ...